Por Pesca y Acuicultura
«La ley Lafkenche ha sido superada en su espíritu original».
¿Cuál es el estado actual de la mitilicultura en nuestro país y su aporte a las economías regionales y nacional?
El cultivo y proceso de choritos es una actividad fundamental de la acuicultura chilena y tiene aportes muy concretos a la economía nacional; con exportaciones que superan los MM USD 370 anuales, lo que nos posiciona hoy como el principal productor y exportador de este producto a nivel mundial.
En términos regionales es aún mucho más significativa, ya que es una actividad productiva que se desarrolla de manera integral en la región de Los Lagos, con una gran presencia en la provincia de Chiloé y en comunas donde se ha transformado en la principal actividad económica, generando del orden de 17.000 empleos, muchos de ellos en sectores donde no hay mayores alternativas laborales.
¿Cuáles son las principales brechas y desafíos productivos que afectan al sector?
Siempre hay desafíos que enfrentar, muchos de ellos son productivos y muy propios de una actividad de cultivo en el mar, donde los actores no siempre tienen el tamaño o acceso a tecnologías o sistemas sofisticados. Para esto, desde AmiChile estamos llevando adelante un trabajo de extensionismo con productores de menor tamaño, que entrega herramientas y conocimiento para superar esas brechas.
Pero además hay varios desafíos normativos, tanto a nivel nacional como de los mercados de exportación. Muchos de ellos apuntan a inocuidad y la sostenibilidad, por lo que estamos trabajando muy coordinadamente con las respectivas autoridades y entidades que permitan ir enfrentando y superando cada situación.
Dentro de los principales temas que estamos abordando, podemos mencionar el ordenamiento territorial del borde costero, donde normativas como la Ley Lafkenche generan enormes plazos para resolver solicitudes, y con la negativa consecuencia que, en ese plazo, se establece la suspensión de cualquier otro requerimiento en el espacio solicitado.
Desde el Gobierno han anunciado el inicio del trabajo para la elaboración de una nueva Ley de Acuicultura al igual de lo que se han propuesto para pesca y que aún está pendiente de ingreso, sin embargo, aún no se terminan de implementar cambios legislativos recientes como la ley de desechos sobre fondo marino y la de relocalización de Mitílidos. ¿En dicho contexto, cómo evalúan dicho anuncio y qué expectativas tienen en el corto plazo?
Desde la industria, y en particular desde el gremio, vemos esto como una oportunidad. En ese sentido, valoramos las instancias de diálogo y receptividad que han mostrado instituciones como Subpesca para elaborar un proyecto de ley por parte del gobierno. No obstante, hay varias materias pendientes que debemos ir resolviendo en plazos menores a los que podría tomar un trabajo legislativo como es una ley de acuicultura. Además, es muy importante considerar las particularidades y elementos específicos de cada actividad acuícola. En el caso de la mitilicultura, hay condiciones específicas y muy particulares de su cultivo, desde la captación de semillas hasta su traslado a proceso.
De acuerdo con su visión y experiencia, en la dictación de una nueva ley de acuicultura ¿Qué temas para usted serían relevantes que contuviera la nueva ley con relación al sector mitilicultor?
En ese sentido, creemos que una nueva ley de acuicultura debe considerar elementos centrales como facilitar el desarrollo, innovación y sostenibilidad de la industria, contando con elementos objetivos y de consenso que permitan ir adaptando la regulación en tiempos conocidos y acotados, por ejemplo, si surge una nueva técnica o un nuevo conocimiento, tener el espacio en la ley para adaptarse a esos cambios que son naturales al dinamismo de la acuicultura.
En dicho contexto, si la opción del Gobierno es tener cuerpos normativos diferenciados por actividad, creen que el sector mitilicultor debiera diferenciarse claramente no sólo en aspectos regulatorios con otros sectores de la acuicultura, como por ejemplo salmones, sino que estar también regulados en un cuerpo legal independiente? qué materias deberían ser distintas?
Efectivamente, creemos que es esencial reconocer las particularidades de cada tipo de cultivo en el medio acuático. Los choritos (Mytilus chilensis) son una especie endémica, que requiere de bancos naturales que generen las semillas, que luego son captadas y posteriormente trasladadas a los centros de engorda. No requieren alimentación ni tratamientos, por lo tanto, debe contar con aspectos regulatorios específicos que faciliten que su cultivo sea cada día más sostenible en los tres aspectos centrales, ambiental, social y económico.
Cabe destacar que, en lo social, la mitilicultura es una actividad con aspectos territoriales muy particulares, donde intervienen múltiples y diversos actores que componen una industria con más de 650 cultivadores, de los cuales más del 90% son empresas de menor tamaño.
¿Cómo afecta a la institucionalidad del sector que la autoridad sectorial sea la misma encargada de la regulación pesquera que obedece a lógicas distintas a la del cultivo de recursos?
Nuestra visión es que cada vez afecta menos, ya que la acuicultura ha ido demostrando su importancia a nivel sectorial, y en ese sentido, está claro el diagnóstico que ha llevado a las autoridades a impulsar un cuerpo legal separado.
En consecuencia, dicha ley debería contemplar esa diferenciación a nivel institucional, es decir, que haya institucionalidad para el sector pesquero, pero otra distinta para la acuicultura, relevando el rol de ésta, que en muchos aspectos ya ha superado a la pesca. Esto es una tendencia global y que en distintos indicadores se puede confirmar que sólo se irá incrementando esa diferencia a futuro.
A propósito de la moción impulsada por varios senadores que busca modificar la Ley Lafkenche, cómo ha sido en estos años la convivencia entre la mitilicultura y las comunidades indígenas que solicitan dichos espacios.
En general, la relación de los mitilicultores con las comunidades indígenas que conviven en distintas zonas de nuestra región es muy positiva. De hecho, no son pocas las personas que participan de nuestra actividad y que pertenecen a pueblos originarios. A esto hay que agregar que el consumo de choritos forma parte de la dieta de los pueblos originarios desde siempre.
Sin embargo, no podemos descansar en las buenas relaciones. Es necesario contar con las regulaciones que permitan y potencien esa buena convivencia. Lamentablemente, la ley Lafkenche ha sido superada en su espíritu original y no está resolviendo, ni para quienes solicitan espacios costeros desde los pueblos originarios, ni para ninguna otra actividad productiva o recreativa que se quiera desarrollar, dilatando los plazos y generando un estancamiento al uso armónico de los recursos.
Valoramos la moción, y esperamos que esta iniciativa impulsada por algunos senadores, logre avanzar y pueda ser complementaria con otras iniciativas como la futura Ley de Acuicultura.
Por último, en el ámbito científico se habla de que existe un 95% de probabilidades de que el fenómeno de El Niño se extienda hasta 2024. ¿Qué medidas se han adoptado para amortiguar el impacto que un verano caluroso pueda tener en relación con los tan temidos eventos de floraciones de algas nocivas como los ocurridos en el 2016? ¿Existe riesgo para la cadena de valor de la mitilicultura? ¿Qué acciones espera de parte de la autoridad sectorial?
La mitilicultura conoce muy bien los efectos de floraciones algales que puedan afectar al consumo de nuestro producto, es por eso que de manera muy exitosa se ha llevado un Programa de Salud de Moluscos Bivalvos (PSMB) que ha permitido contar con la inocuidad para un proceso y consumo seguro.
No obstante, es importante conocer de manera ampliada las externalidades que pueden generar y que han generado estos fenómenos naturales más allá de nuestra actividad. Considerando que somos parte de una región donde existen otros actores productivos y sociales que se pueden ver afectados. En ese sentido, hemos estado trabajando con las autoridades competentes, hemos asistido a las reuniones del CIICA y hemos trabajado como gremio con nuestros socios y comunidades. En específico, actualmente estamos trabajando en un seminario para el primer trimestre del 2024, que permita abordar desde una mirada más científica los efectos de estos fenómenos.