En el año 2015, a través de una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, denominada: “Transformar nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, los países miembros del Sistema de Naciones Unidas se proponen lograr 169 metas asociadas a 17 objetivos para el desarrollo sostenible (ODS). La Agenda 2030 manifiesta la imperante necesidad de generar el desarrollo sostenible de los países tanto a nivel económico, social, como ambiental. Entre sus objetivos priorizados, se plantea poner fin al hambre e impulsar la producción y consumo sostenible, bajo el cuidado de los ecosistemas marinos y terrestres. El objetivo número 14, pone metas asociadas a la vida submarina, bajo el lema: conservar y utilizar sosteniblemente, los océanos, los mares y los recursos marinos.

A pesar del acuerdo global entorno a los compromisos planetarios, existen diversas presiones sobre los recursos del planeta -el crecimiento demográfico, la urbanización, el aumento de la riqueza y los consiguientes cambios en los hábitos de consumo- que ponen a prueba la capacidad de nuestros sistemas alimentarios para proporcionar alimentos nutritivos, bajo producción ambientalmente sostenible. Para hacer frente a estos desafíos es necesario un enfoque sistémico que aborde su alcance y dificultades de una manera integral y sostenible (FAO, 2021).

A fin de apoyar a los gobiernos para encauzar los esfuerzos, se crea el Programa de Sistemas Alimentarios Sostenibles (SFS) de la Red One Planet, el cual contribuye a un camino de transformación hacia sistemas alimentarios sostenibles, a partir de una resolución de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas en 2021 (ONU, 2021). Esta es una asociación de múltiples actores a nivel global centrada en catalizar la transformación hacia sistemas alimentarios sostenibles, como una estrategia crítica para alcanzar los ODS. A través de una visión compartida de sistemas alimentarios inclusivos, diversos, resilientes, saludables y sostenibles, los socios de la red global colaboran en actividades conjuntas sobre el terreno, iniciativas de investigación y esfuerzos de promoción en apoyo de políticas más coherentes y holísticas para abordar los complejos desafíos de los sistemas alimentarios. Para ello, el Programa SFS promueve un enfoque «basado en sistemas», que aborda el sistema alimentario en su conjunto, teniendo en cuenta las interconexiones entre los elementos y actores de nuestros sistemas alimentarios y las compensaciones indispensables. Responder a estos desafíos que están además interrelacionados, requiere un enfoque basado en sistemas que aborde la gama de interacciones complejas en la producción y el consumo de alimentos (SFS, 2022).

Un sistema alimentario sostenible es aquel que garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición de todas las personas de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas, sociales y ambientales de éstas para las futuras generaciones. Esto significa que siempre es rentable, garantizando la sostenibilidad económica; que ofrece amplios beneficios para la sociedad, asegurando la sostenibilidad social; y que tiene un efecto positivo o neutro en los recursos naturales, salvaguardando la sostenibilidad del medio ambiente (FAO, 2021).

La visión de sistemas alimentarios engloba los elementos mencionados como: medio ambiente, personas, insumos, procesos, infraestructuras, instituciones, y actividades relacionadas con la producción, la elaboración, la distribución, la comercialización, el acceso, la adquisición, preparación y consumo de alimentos, así como los productos fruto de estas actividades, incluidos los resultados socioeconómicos y ambientales. Los sistemas alimentarios que son sostenibles propician la inocuidad de los alimentos, la seguridad alimentaria y la nutrición para las generaciones actuales y futuras en consonancia con las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible (Diálogo Nacional, 2021).

Algunos enfoques que van en este sentido refieren a las cadenas de valor que tienen en cuenta la nutrición (NSVC, por sus siglas en inglés), tomando el alimento como centro de atención. Estas contribuyen a mejorar el valor nutricional de los alimentos y a aumentar la oferta y la demanda de alimentos inocuos y variados. Un enfoque de NSVC es una forma útil de analizar y navegar la complejidad de los sistemas alimentarios para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, ya que genera insumos para los gobiernos a fin de efectuar intervenciones en materia de políticas, inversiones y desarrollo de capacidades nacionales (FAO, 2021).

Complementariamente, la bioeconomía es una forma novedosa de abordar desafíos actuales e históricos del planeta, y en particular nuestro país como productor y exportador de alimentos. La bioeconomía sostenible plantea una economía basada en la producción de bienes y servicios a partir del uso directo o la transformación sostenible de los recursos biológicos, aprovechando los principios y procesos biológicos, la ciencia y la tecnología. Se trata de contribuir al desarrollo a largo plazo del país, partiendo de la integración de los sectores productivos y de actividades transversales que apunten a la innovación y a la incorporación de tecnología y conocimiento, para transformar y agregar valor a los recursos naturales de Uruguay1. La bioeconomía apunta a diversificar la producción, aumentar la competitividad (a través de la reducción de costos energéticos, por ejemplo), fomentar el desarrollo local, ya que los recursos se encuentran distribuidos a lo largo de todo el territorio, e incorporar medidas de adaptación y mitigación al cambio climático, a través del uso eficiente de recursos y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por la sustitución de recursos fósiles (OPYPA, 2020).

En el mismo sentido, la economía circular plantea un modelo económico y productivo caracterizado por la sostenibilidad y el ahorro de recursos y fuentes de energía. Los bienes se producen, se consumen, se reciclan, se producen y se vuelven a consumir, entrando en un ciclo de vida circular. Ofrece un marco de soluciones sistémicas para el desarrollo económico, impulsada por el diseño y sustentada por el uso de energías y materiales renovables, revolucionando la forma en que diseñamos, producimos y consumimos (ONU, 2021).

Otro nuevo paradigma complementario y focalizado a los recursos pesqueros y a las diferentes actividades económicas que se basan en los ecosistemas marinos es la economía azul. Esta es un modelo económico basado en el medio ambiente marino y costero, los actores, las interacciones y los flujos de beneficios a través de las esferas azul oscuro y azul claro. Una economía azul sostenible debe operar dentro de un espacio seguro y justo para la humanidad, y contribuir al mismo, manteniendo un uso de los recursos dentro de límites ecológicamente sostenibles, protegiendo los ecosistemas marinos y costeros, y asegurando la distribución equitativa de los beneficios monetarios y no monetarios (ONU, 2021).

Considerando los desafíos que presenta el planeta y en particular nuestro país como productor de alimentos, así como de posibles formas de abordaje, el presente artículo, tiene por objetivo generar aportes conceptuales bajo los nuevos paradigmas y su aporte a la contribución en la gestión de los recursos pesqueros, las pesquerías y las artes de pesca industrial y artesanal.

Desde el punto de vista de la biología pesquera el término bioeconomía puede ser abordado desde la conjunción de criterios biológicos y socioeconómicos, para resolver la decisión de los niveles de esfuerzo pesquero que permiten el aprovechamiento sostenible de los recursos pesqueros.

El enfoque tradicional biológico, en la administración de recursos pesqueros determina el máximo rendimiento sostenible, sólo desde el punto de vista de la biomasa. Sin embargo, si se agregan dimensiones económicas de ingresos y costos, se observa que la condición de máximo beneficio (cuando el costo marginal es igual al ingreso marginal) se cumple a la izquierda de los niveles de esfuerzo que maximizan solo el rendimiento en biomasa (figura 1).

Por otra parte, a nivel global comenzaron a emerger visiones – en las políticas de desarrollo – que alertaban sobre la necesidad de que el progreso económico no ponga en riesgo la sostenibilidad del medio ambiente y de que sus beneficios económicos “deriven” equitativamente a toda la sociedad. Es así que, – a nivel global – en 1987 se publicó el Informe Brundtland para las Naciones Unidas, hito en el que se considera por primera vez en la historia de la humanidad que se consagra el concepto de Desarrollo Sostenible, que integra el logro de los objetivos de desarrollo humano con sostenibilidad de la capacidad de los sistemas naturales de proporcionar los recursos naturales y los servicios ecosistémicos.

Dichos fundamentos de Desarrollo Sostenible desencadenan debates en FAO sobre la planificación y gestión de la pesca y de la acuicultura para promover el desarrollo sostenible, los que se cristalizan en el Código de Conducta de la Pesca Responsable de 1995. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha promovido el enfoque ecosistémico de la pesca (EEP) como una aproximación holística para mejorar la situación de la pesca. El propósito de un EEP es planificar, desarrollar y gestionar la pesca de manera de abordar la multiplicidad de necesidades y deseos de la sociedad, sin poner en peligro las opciones de futuras generaciones de beneficiarse de una gama completa de bienes y servicios proporcionados por los ecosistemas marinos (Defeo y Vasconcellos, 2020).

Paralelamente surge en el año 2000 el Concepto de Gestión Basada en Ecosistemas. Algunos principios de la Gestión Basada en Ecosistemas son: i) involucramiento de los grupos de interés; ii) sostenibilidad; iii) acoplamiento de los sistemas ecológicos y sociales; y iv) trabajo interdisciplinario (Brugere et al., 2019). Sin embargo, este enfoque centra la gestión en el “ecosistema”, por lo que se interpreta que en algunos casos se otorga preeminencia a las consideraciones ambientales sobre las socioeconómicas y culturales, lo que genera preocupación por la equidad, y los costos políticos y socioeconómicos (Defeo y Vasconcellos, 2020).

Se concluye que existen extremas perspectivas entre un continuo, el desarrollo sostenible que pone foco en las necesidades antrópicas de los ecosistemas “hasta el límite de equilibrio sostenible” y en el otro extremo la gestión basada en ecosistemas, que pone foco en los límites ecológicos de los ecosistemas; a los que la humanidad debe adaptarse. Ambas posturas implican lograr equilibrios entre los ecosistemas y los sistemas socioeconómicos. Los dos sistemas obedecen a lógicas distintas, en el sistema natural la relación entre los insumos y la producción es menor a 1 (por ejemplo: factor de conversión del alimento) y en el sistema económico antrópico, para que se considere que una actividad económica es rentable, la relación entre los costos y los ingresos es mayor a uno (figura 2).

La traducción de objetivos de una política de desarrollo sustentable – que derivan de los nuevos paradigmas – en objetivos operacionales y acciones concretas, implica realizar una planificación de los usos que el Estado pretende darle a su patrimonio natural marítimo. En el caso del sector de la pesca en Uruguay se destacan los usos de transporte, comunicaciones y energía, que en algunos casos generan conflictos que se resuelven en tribunales (Marín, Defeo y Horta, 2021). También es necesario ocupar dichos espacios económicos y ecológicos con escalas productivas combinadas de la mejor forma posible, actividades artesanales, semi industriales e industriales, deberían convivir con sus ventajas y debilidades.

En cuanto a la administración de los recursos pesqueros desde el punto de vista del recurso y el ecosistema, la aplicación del EEP implica considerar nuevas dimensiones que interactúan de forma compleja, tales como: las cadenas tróficas y las condiciones oceanográficas. Allí surgen nuevos desafíos de colaboración con el sector desde la ciencia rigurosa con múltiples disciplinas que se complementen en la comprensión de modelos cada vez más complejos y variables.

Específicamente, respecto de los recursos pesqueros la planificación con EEP debe conjugar también la ingeniería para construir matrices productivas que mejor ocupen y aprovechen el espacio del ecosistema, concretamente, por ejemplo: la combinación de áreas marinas protegidas con áreas productivas que diseñen en cuanto al espacio geográfico, las épocas del año, las tramas tróficas, entre otras.

La realidad muestra aplicaciones prácticas de principios del EEP. La escala de la pesca artesanal podría tener más plasticidad para reaccionar a sus desafíos. Por ende, consideramos que aquellos pescadores artesanales que logran adoptar prácticas que incluyen EEP se podrían conceptualmente categorizar como pescador artesanal 2.0. 2

En Uruguay un caso de estudio es la embarcación Armonía que opera con puerto base de Punta del Este. Podría ser un ejemplo de pescador artesanal 2.0, su especie objetivo la brótola Urophycis brasiliensis (Kaup, 1858), es de alto valor comercial, utilizando aparejo pasivo “trampas de fondo”, con un modelo de pesca selectiva. La brótola se procesa y se vende directamente para su consumo a los restaurantes de Punta del Este. El emprendimiento es intenso en inversión y tecnología (figura 3), pero sería rentable.

Otro caso de interés es el restaurante Tres Peces, en Valparaíso, Chile. En un barrio “porteño”, el concepto de pesca sostenible se pone en valor y al alcance del entorno. Este modelo de negocio no sería intenso en inversión, posiblemente sea necesaria la inversión en tecnología, pero requiere coordinación con un fuerte encadenamiento productivo con el restaurante para mantener los principios de pesca responsable, con un abastecimiento regular.

Para escalar, estos casos innovadores dado su intento de adaptación a los principios del enfoque EEP, resulta importante darle visibilidad, generar incentivos para la inversión en tecnología y mejorar las condiciones laborales, así como fortalecer los mecanismos de coordinación, en particular en la pesca artesanal, a fin de lograr pescadores artesanales 2.0. Para acompañar y fortalecer a los pescadores en este camino es importante reflexionar, debatir y construir nuevas capacidades (en perspectiva 2.0), para lo cual el módulo de referencia del presente curso de educación permanente es un hito relevante.

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1 FAO, 2019. “Trazando caminos a la bioeconomía” (último acceso: noviembre 2023)

2 Esta terminología es una referencia coloquial utilizada por los autores.

3 Propuesta NIEPU 2013-2014, Propuesta NIEPU 2017-2019, Informe NIEPU 2019, Documento de Trabajo NIEPU 2018.

*El presente artículo se enmarca en las actividades académicas del Núcleo Interdisciplinario de Estudios de la Pesca en Uruguay (NIEPU), realizadas este año (entre el 16 de agosto y el 13 de diciembre) en el Curso de Educación Permanente: “El sector pesquero en Uruguay: Situación, perspectivas, oportunidades y posibilidades”, organizado por el Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio, la Facultad de Ciencias y el Centro Universitario del Litoral Norte de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.

El objetivo del NIEPU es mantener un espacio de referencia de la pesca en el Uruguay, propiciando espacios de formación, investigación y extensión y afianzar la vinculación entre la Universidad, los actores del Sector Pesquero y las Organizaciones Sociales. Se busca difundir, compartir y debatir producción académica en ámbitos de enseñanza y de extensión para la generación de nuevo conocimiento socialmente pertinente3.

El propósito del curso fue contribuir al análisis y debate interdisciplinario en torno a algunas de las “áreas problemas” que el NIEPU ha definido y abordado. Se propuso examinar nuevos paradigmas teóricos y metodológicos para el análisis de sectores productivos, a fin de actualizar el debate teórico y metodológico, con respecto al enfoque de “complejos productivos” y “cadenas de valor”.

El curso estuvo dirigido principalmente a: egresados/as universitarios, egresados/as de centros de formación docente, trabajadores/ras, empresarios/as e idóneos, docentes y funcionarios/ras de la Universidad de la República y estudiantes universitarios/as avanzados en sus carreras.

Los autores del artículo son integrantes del NIEPU y del equipo de docentes que llevó adelante el curso y tuvieron a su cargo particularmente el módulo 3 del mencionado curso, en donde se abordaron contenidos sobre: “La pesca y su vínculo con los nuevos paradigmas”. El objetivo del módulo fue proponer a los participantes nuevas perspectivas para el análisis, la investigación y la extensión en el sector pesquero uruguayo, particularmente:

  • Contribuir en el conocimiento sobre nuevos marcos teóricos para el análisis y formulación de políticas que aportan nuevas visiones sobre la gestión de los ecosistemas y los sistemas de producción. Ampliar las miradas sobre el sector pesquero.
  • Presentar casos de implementación de estas nuevas visiones en Uruguay y Chile.
  • Generar debate entre múltiples actores acerca de los grandes desafíos del sector, promoviendo el diálogo, la confrontación de ideas, el análisis de problemas, la visualización y la construcción de ideas y propuestas.

Algunas de las preguntas que se plantearon para el debate son:

  • ¿Cómo es posible traducir los objetivos de la política de desarrollo sustentable – que derivan de los nuevos paradigmas – en objetivos operacionales y acciones concretas?
  • ¿Qué oportunidades y debilidades se presentan en la pesca industrial y artesanal para lograr las transiciones hacia la sustentabilidad?
  • Existirían pescadores artesanales 2.0?; ¿Todos comienzan del mismo punto de partida?; ¿Cómo se insertan en el cambio de paradigma?; ¿Es posible lograr diferentes estrategias o sendas?

Laura Piedrabuena, es Economista, Magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad de la República del Uruguay. Es consultor nacional estadístico de FAO desde 2018, especialista en la Agenda 2030, en particular en los indicadores de los cuales FAO es agencia custodia, así como en estadísticas agroambientales y el diseño de instrumentos para el levantamiento de datos. Otros temas que se especializa son: seguridad alimentaria, y pérdidas y desperdicios de alimentos, realizando diferentes informes e investigaciones para la División de Estadísticas de FAO. Fue docente de la Facultad de Agronomía, y como profesional trabajo en INIA, MGAP en calidad de Directora de Estadísticas Agropecuarias y asesor económico-ambiental en el Ministerio de Ambiente en la división de Planificación Ambiental.  Fue docente de la Universidad de la República de Uruguay y la Universidad Católica del Uruguay. Es miembro fundador del NIEPU y especialista en estadísticas pesqueras desde 2010.

Marcelo Martinez es Ingeniero Pesquero y Licenciado en Ciencia Pesquera, egresado de la Pontificia Universidad de Católica de Valparaíso y es candidato a Doctor en Acuicultura, en Programa Colaborativo entre la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Católica del Norte. Además es egresado de la Universidad del Trabajo del Uruguay, de la Carrera Técnico en Náutica y Pesca, con Título de Patrón de Pesca. Es Magíster en Gestión de Proyectos y tiene postítulos en Innovación y en Control de Gestión. Tiene extensa trayectoria en diseño de proyectos y en temas vinculados al complejo marítimo y pesquero y se ha desempeñado como Consejero del Consejo directivo del Instituto de Fomento Pesquero de Chile. En Uruguay se ha desempeñado en diversos proyectos y actividades vinculados al sector pesquero. Participa en actividades del NIEPU desde el año 2013 y se integra al equipo NIEPU en el 2022, en este sentido integra el equipo docente del Curso “el sector pesquero en Uruguay”, curso en ejecución. Actualmente es docente en la Universidad del trabajo del Uruguay, del área náutica y pesca.

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Bibliografía:

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Defeo, O. y Vasconcellos, M. (2020). Transición hacia un enfoque ecosistémico de la pesca – Lecciones aprendidas de pesquerías de América del Sur. FAO Documento técnico de pesca y acuicultura N° 668. Roma, FAO.

Dialogo Nacional (2021). Dialogo nacional sobre sistemas alimentarios en Uruguay: hacia la Cumbre Mundial sobre Sistemas Alimentarios. Documento conceptual día 2. 5p.

FAO (2021). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI). 262p.

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González E. (2022). Conversación personal.

Marín Y., Defeo O. y Horta S. (2021). So far and so close: Opportunities for marine spatial planning in the Southwest Atlantic Ocean. Ocean and Coastal Management 211 (2021).

ONU (2021). La economía circular: un modelo económico que lleva al crecimiento y al empleo sin comprometer el medio ambiente.

ONU (2021). Desafíos y oportunidades de la economía azul en Uruguay. 27p.

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OPYPA (2020). Estrategia de Bioeconomía: hacia una economía sostenible y circular. Documento interno, no publicado. 80p.

Thuesen H. y Fabrycky W. (1974). Engineering Economy. Cuarta edición. Prentice-Hall., 608 p.

UdelaR (2014, 2019). Propuesta NIEPU 2013-2014, Propuesta NIEPU 2017-2019, Informe NIEPU 2019, Documento de Trabajo NIEPU 2018.