Por Oscar Henríquez Arriagada

En la vastedad del océano de la vida, la arrogancia puede ser una corriente traicionera que arrastra a aquellos que se aventuran en aguas desconocidas.

El Efecto Dunning-Kruger, es un fenómeno psicológico ampliamente reconocido, que ilustra cómo las personas con habilidades limitadas, tienden a sobreestimar sus conocimientos y competencia en diversos campos. Este concepto encuentra una sorprendente resonancia en el tumultuoso mar de la propuesta de la nueva legislación pesquera chilena, donde la ignorancia autoafirmada, infringe daños que podrían ser muy duraderos en la sostenibilidad de los recursos marinos y la viabilidad económica del sector.

Chile, con su extensa costa y rica biodiversidad marina, depende en gran medida de la pesca como fuente de alimentación y economía. Sin embargo – ilustraremos como ejemplo – la amenaza de la sobreexplotación, debido a una mala administración pesquera, podría terminar con desequilibrar este delicado ecosistema, que, insisto, es una delicada armonía entre “pescados y pescadores”.

Y es aquí es donde el Efecto Dunning-Kruger entra en juego.

La gobernanza pesquera en general, y varios actores en particular, a menudo pueden sufrir de un exceso de confianza en sus conocimientos, creyendo que sus métodos son sostenibles y que sus acciones no afectarán significativamente al sector. Esta “autoilusión”, puede llevar a la resistencia contra medidas de regulación más estrictas. Los individuos atrapados en el abrazo del Dunning-Kruger pueden rechazar la evidencia científica y las recomendaciones de quienes son parte histórica del sector, en favor de sus propias percepciones e ideologías políticas. Tienden a generar, con esta autopercepción, expectativas muy altas, tan altas, que la mayoría de veces son imposibles de cumplir.

Es por ello que la legislación pesquera en Chile, por lo tanto, enfrenta el desafío de superar esta mentalidad y promover una mayor educación y conciencia entre los involucrados en la actividad pesquera. Pero entre todos. TODOS.

Como en el ejemplo de la gallina. No es que la gallina sea suya y la capture el vecino cuando pasa frente a su casa. ¡La gallina no es suya! La gallina libremente se pasea frente a su casa, a la casa del vecino, por todo el frente del vecindario.

La nueva ley de pesca entonces (o la modificación de la actual, que es lo más probable) se encuentra en una encrucijada vital: Superar estos obstáculos y abogar por medidas que fomenten la formación y la cooperación, que promuevan la participación desde su génesis, y la transparencia en todos sus pasos.

Entonces, será la colaboración entre científicos, reguladores, legisladores, pescadores y comunidades locales, la que puede conducir a una comprensión más holística de la actividad y la necesidad de promover de una manera adecuada, la explotación sostenible de los recursos pesqueros, plasmada en esta nueva norma. Y no transformarla finalmente, en un manuscrito de Voynich.

Sobre el autor:

Oscar E. Henríquez Arriagada es Biólogo Marino, con mención en pesquerías, con más de 15 años de experiencia trabajando con pescadores artesanales. Fue director zonal de Pesca de las regiones de Ñuble y Biobio, Secretario ejecutivo de los 8 comités científicos pesqueros y comisionado para el tratado internacional de subsidios a la pesca, en la OMC, Ginebra, Suiza.